
Un salvaje devora lagartos, gañán, de manos homicidas cubiertas de barro y oleo, procedente de Lebanon, Tennessee, lleva unos cinco años violando a la industria del comic norteaméricano y preñandola de monstruos pulp.
Responde al nombre de Eric Powell.
Los hijosputa como Mike Mignola o Kyle Hotz entre otros, que sabemos que esto está ocurriendo solo podemos tener el nombre de complices sádicos y amorales.
Eric Powell es el padre de "el Bruto".
Y nos encanta ser sus testigos.
Powell es un autor que como muchos otros que luchan labrandose la carrera ha estado por ahi rondando.

Pero Powell concentró su energía en diseñar un particular anticristo, una bestia abisal y su mundo, capaz de infectarnos y arrastrarnos a la locura.
The Goon - el Bruto.
Powell empezó a publicar en el sello independiente Avatar Press, pero pronto se trasladó a su propio sello, Albatross exploding funny books.
Sin embargo, la criatura con un ojo entreabierto en la oscuridad, habia atraido con su llama de condenación la sumisión de algunos mortales serviles, y de ahí se presentó la editorial Dark Horse, ofreciendo un cenagal caliente y putrido donde la locura de Powell pudiera germinar y traer la condenación al mundo.
Y ahí nos espera. Conquistando cada vez más. Fascinandonos y exprimiendonos. No se basta con el Eisner Award que ganó en 2004 al mejor número unitario.

Pero, ¿qué es el Bruto?
Obviamente, el siguiente comic que debes de leer.
Es una obra hecha con cuidado y mimo que se basa en el humor salvaje fruto de la pasión por la tradición pulp con mucho Lovecraft a lo desquiziado. Por ello, no dudeis ni un instante en que forma parte de una conspiración alentada por Mike Mignola.
En el Bruto encontramos las historias de el Bruto, un matón mulo con pinta de estribador del puerto, y su compinche Franky, los mafias locales que proteguen un barrio anacronico y surreal.
Su principal antagonista es el Pope Zombie, un nigromante gangster peliculero que dirigue toda una zona de la ciudad infectada de zombies.
Todo lo demás está aderezado con arañas gigantes tahúres, mendigos canibales, paletos endogámicos, pulpos terroristas en globo, cientificos locos con robots y lagartos mejicanos gigantes.

¿Qué más quieres? Todos son elementos que se sostienen en una narración ágil y dinámica que rapidamente se establece como una mitologia propia sin necesidad de caer en la zafiedad molona de tetas y armamento pesado.
Eric Powell hace gala de una imaginación propia que se basa no en los elementos clásicos, sino en la diversión que generan.
Su calidad gráfica es soberbia, con algún ramalazo a lo Kirby por el grosor de algunas figuras y un pie puesto en la caricatura, construye unas secuencias dinámicas y coherentes. Pero su mejor baza es la evolución de técnica gráfica con la que juega: escenas abocetadas tratadas en sepia, grises profundos tratados con aguada de tinta.
Una obra fundamental. Si has oido hablar de ella, o estas leyendo esto, o necesitarás oir algo más para convencerte de que debes leerlo pero aún no lo tienes en tus manos... es que puedes ser tetrapléjico!
En serio, conviertete al goonísmo o bruteidad... esto es un cómic que todavía seguirá dando que hablar.
Cita de Franky:
"¡¡Cuchillazo en el ojo!!".









Un autor del que el apetito ambiciona más obras.
Mi primer encuentro fue cuando llevaba dados de 10 caras en los bolsillos y no paraba de jugar a Vampiro.

Guy Davis era el dibujante oficial de la nueva serie vértigo de DC Comics donde se recuperaba el personaje clásico de los 40, Wesley Dodds, el sandman original, mistery man clásico de la primera hornada, en el que Neil Gaiman pivotó la fuente original de su gran serie The Sandman.
Sandman Mystery Theatre evolucionaba desde la tradición Pulp de héroes detectivescos donde se mezclaba la amabilidad de los caballeros auténticos de los 40 y la oscuridad violenta y criminal que nace en las pesadillas y crecía en la problematica social de entonces (la gran depresión, la oculta perversión de los opulentes, el surgir del nazismo en Europa, etc).
Y es que Guy Davis es un autor de sus convicciones. Por otras obras como Nevermen o su The Marquis, se aprende sus gustos por la fantasía pulp y por las criaturas obscenas polimórficas e inenarrables (léase lovecraftianas).
Es de entender que sus pasos le hagan compartir butaca y cerveza con Mike Mignola, hombre de pesadas tintas y rojos únicos de intereses afines. Y de ahí a dibujar la serie hermana de Hellboy: BPRD (aquí AIDP), donde está asentado cómodamente mientras locos blasfemos como yo esperamos su tercer acto y último de The Marquis, su obra más personal, que aunque adolezca de cierta simplicidad en los guiones (su primera obra como autor completo) es hasta ahora su mejor pieza operística, dando más fuerza a la originalidad de sus diseños y al terror que, poco a poco y sin apenas darnos cuenta, nos inocula y engancha.





Y que le tengo hechado el ojo.








Y si.


Un maestro (y no me pregunteis como se pronuncia el apellido).

