sábado, febrero 28, 2009

Recargar las tintas


Vamos a intentar robarle más tiempo al tiempo y recargar las tintas.

Y no olvidemos una cosa: lo 1º seguirá siendo leer.

Saludos

domingo, agosto 19, 2007

haciendo el Bruto...


Un salvaje devora lagartos, gañán, de manos homicidas cubiertas de barro y oleo, procedente de Lebanon, Tennessee, lleva unos cinco años violando a la industria del comic norteaméricano y preñandola de monstruos pulp.

Responde al nombre de Eric Powell.

Los hijosputa como Mike Mignola o Kyle Hotz entre otros, que sabemos que esto está ocurriendo solo podemos tener el nombre de complices sádicos y amorales.

Eric Powell es el padre de "el Bruto".

Y nos encanta ser sus testigos.

Powell es un autor que como muchos otros que luchan labrandose la carrera ha estado por ahi rondando.

Pero Powell concentró su energía en diseñar un particular anticristo, una bestia abisal y su mundo, capaz de infectarnos y arrastrarnos a la locura.

The Goon - el Bruto.

Powell empezó a publicar en el sello independiente Avatar Press, pero pronto se trasladó a su propio sello, Albatross exploding funny books.

Sin embargo, la criatura con un ojo entreabierto en la oscuridad, habia atraido con su llama de condenación la sumisión de algunos mortales serviles, y de ahí se presentó la editorial Dark Horse, ofreciendo un cenagal caliente y putrido donde la locura de Powell pudiera germinar y traer la condenación al mundo.

Y ahí nos espera. Conquistando cada vez más. Fascinandonos y exprimiendonos. No se basta con el Eisner Award que ganó en 2004 al mejor número unitario.

Pero, ¿qué es el Bruto?

Obviamente, el siguiente comic que debes de leer.

Es una obra hecha con cuidado y mimo que se basa en el humor salvaje fruto de la pasión por la tradición pulp con mucho Lovecraft a lo desquiziado. Por ello, no dudeis ni un instante en que forma parte de una conspiración alentada por Mike Mignola.

En el Bruto encontramos las historias de el Bruto, un matón mulo con pinta de estribador del puerto, y su compinche Franky, los mafias locales que proteguen un barrio anacronico y surreal.

Su principal antagonista es el Pope Zombie, un nigromante gangster peliculero que dirigue toda una zona de la ciudad infectada de zombies.

Todo lo demás está aderezado con arañas gigantes tahúres, mendigos canibales, paletos endogámicos, pulpos terroristas en globo, cientificos locos con robots y lagartos mejicanos gigantes.

¿Qué más quieres? Todos son elementos que se sostienen en una narración ágil y dinámica que rapidamente se establece como una mitologia propia sin necesidad de caer en la zafiedad molona de tetas y armamento pesado.

Eric Powell hace gala de una imaginación propia que se basa no en los elementos clásicos, sino en la diversión que generan.

Su calidad gráfica es soberbia, con algún ramalazo a lo Kirby por el grosor de algunas figuras y un pie puesto en la caricatura, construye unas secuencias dinámicas y coherentes. Pero su mejor baza es la evolución de técnica gráfica con la que juega: escenas abocetadas tratadas en sepia, grises profundos tratados con aguada de tinta.

Una obra fundamental. Si has oido hablar de ella, o estas leyendo esto, o necesitarás oir algo más para convencerte de que debes leerlo pero aún no lo tienes en tus manos... es que puedes ser tetrapléjico!

En serio, conviertete al goonísmo o bruteidad... esto es un cómic que todavía seguirá dando que hablar.

Cita de Franky:

"¡¡Cuchillazo en el ojo!!".

lunes, julio 23, 2007

un genio: sin prisas pero sin pausas

Frank Quitely es el alter ego de Vincent Deigham, natural de Glasgow.
Empieza a principos de los 90 en el circuito del comic underground escocés, como en Electric Soup.

La tradición y la profesión le hace circular pronto por la Juez Dredd Magazine, donde pronto deja fascinaos a todo el personal.

Salta a estados unidos con leves encargos de testeo yanki, tanto en Paradox Press como en Dark Horse.

Pero su trayectoria de mercenario le ha hermanado en armas con otros salvajes, y presenta junto a Grant Morrison en DC Comics el spin off de la Doom Patrol "Flex Mentallo".


En aquel momento algunos sectarios selectos y anónimos caen en una perplejidad más profunda del sueño de Cthulhu.

Quitely se rie y murmura malignamente: esperad todavía que no ha llegado lo mejor.

Subliminalmente hace mientras tanto varios encargos: un arco del 2020 visions de Jimie Delano, parte de una antología del Weird War Tales...


Y repentinamente América se ve sacudida por la Scottish Connection: una horda inhumana camuflada como escoceses gamberros y borrachos ataca los pilares del mainstream de superhéroes, se disfrazan de snobs que canibalizan a los clásicos mientras eructan "cool" y rien con dientes ensangrentados.

Quitely embiste por un flanco apoyado por Mark Millar con la 2ª generación de The Authority, tras Ellis y Hitch.

Pero la saga de un año adolece la debilidad de Quitely, su dedicación produce imagenes eternas pero su enemigo es el tiempo: no consigue preparar todos los números y necesita de sustitutos.

El resultado es una promesa soberbia: Quitely es un genio pero la pieza adquiere imperfecciones cuando no está él.


El ataque por el segundo flanco no es tan ambicioso y provoca un impacto completo: Quitely dibuja el último número de the Invisibles vol. 3 y sigue a Grant Morrison en la novel gráfica JLA tierra2.

La enfermedad se transmite ya por el aire.

Quitely es un detallista que rodea y maneja los espacios abiertos y claros. Sabe llevar al ojo a la figura y a su expresión dentro de la escena. Sus figuras son delgadas o gruesas, pero saben ser atractivas y dar miedo.

Pero Quitely vuelve a sonreir, nos queda ver mucho de su manejo de la cinética.

Y se va a Marvel con Morrison para enseñarlo en el relanzamiento mutante llamado "New X Men".

El defecto resultante es el mismo: Quitely no aguanta las fechas de entrega, su calidad se mantiene pero no puede publicar tanto por més. La comparación trastoca el conjunto. Pero el sabor es perfecto.

Quitely maneja los superhéroes con un estilo europeo underground dentro del marco del mainstream americano. Enseña la rudeza del entorno y de los personajes de la sci-fi punk inglesa pero jugando con la base de personajes de clase alta del olimpo superheroico.

Y la dinámica es expresión, la rapidez de la secuencia no es un borrón sino una figura detallada detenida entre viñetas con toda la pulsión de sus músculos y de la inercia. Esto también puede verse en su obra posterior para DC comics en el sello vértigo, WE3, donde su storytelling compone la imagen y la historia dentro de la imagen, salpicando la narración principal de pequeñas viñetas de primerísimo primer plano donde ensalzar los distintos niveles de la acción de la secuencia.


En ese momento se ve: Quitely es un artista travestido de hot artist.

No hay pose ni narración pin-up, sino una construcción de impacto, sutil, que me está haciendo ver a una especie de Jack Kirby europeo comedido.
Y señores, lo mejor está por ver, y también vuelve a deshacer la cama con Grant Morrison:

all star superman.

Un ejercicio de primerísima independencia con el icono principal de la casa o incluso del género, bebiendo libremente de su mitología para hacer, practicamente, las mejores historias que ha tenido el hombre de acero en muchos años. No es una saga, es hacer el comic perfecto que nace del entretenimiento y que poseé su propio lenguaje y su papel en la cultura pop, urbana, iconología de un género.

Y un Quitely entintado digitalmente que se sale, riendo, porque no sabemos a donde nos está llevando ya.

sábado, junio 30, 2007

forjado con nobleza

J. H. Williams III no tiene la barba-mostacho del Dr. Watson, no está en la linea de sucesión de la corona britanica ni fuma en pipa o exclama "¡pardiez!".

Pero es un joven noble del 9º arte que suele responder al nombre de Jim y lleva puplicando profesionalmente desde mediados de los 90.


Descendiente de Mike Kaluta por alguna rama familiar del trazo y la composición es dueño de un estilo propio que evoluciona de la figura realista hacia una superposición hábil del diseño fantástico, manejo de los colores como formas vivas del acabado y un uso discreto pero mañoso de las lineas justas de sombras y negros para oscurecer el ambiente sin llegar a ensuciar.


Sin embargo, su rasgo para mi más determinante y genial dentro del cómic mainstream (y del que le colocaría bajo la selección a dedo del santo barbudo Alan Moore para hacer Promethea) es su soltura en la composición de página.


Jim bebe de fuentes como Little Nemo o P. Craig Russell para construir páginas que sostienen tanto una ilustración como una secuencia. También se entiende que siendo Promethea su obra más elaborada y que ha trabajado con los precisos y experimentales guiones de Alan, ha adquirido por el maestro una indicación que ha servido para explotar el propio potencial para el que destacaba.

Su arte no solo llega a detallar la estructura de las viñetas, sino la imaginación con las que las decora y las situa, jugando con grandes planos y pequeñas gotas de primerisimos planos que nos situan como oteadores dentro de un gran salón lanzados a los detalles.
Un autor del que el apetito ambiciona más obras.
Obras recomendadas:
- Promethea
- Desolation Jones
- seven soldiers of justice # 01

viernes, junio 15, 2007

maestro oscuro del grafito

Señoras y señores, hoy quiero presentarles a un dibujante que sin ocupar lugar en la cúspide del comic mainstream americano es, sin lugar a dudas, un profesional como la copa de un pino, un maestro del blanco y negro con tramado clásico, una mente plecara e iluminada para el diseño de criaturas abisales, y un detallista de atmósferas hasta la suciedad del polvo.
Con todos ustedes, mi muy querido


Mi primer encuentro fue cuando llevaba dados de 10 caras en los bolsillos y no paraba de jugar a Vampiro.

Guy Davis era, junto a Vince Locke, uno de los principales ilustradores de las guías para Vampiro: Edad Oscura originales. Entonces me llamó la atención la violencia de sus lineas, ágiles pero contundentes y, obviamente, la crudeza barkeriana de sus composiciones.



















De ahí me lo encontré de casualidad en un comic de mediados de los 90 que me interesaba cantidad de mucho: Sandman Mystery Theatre.

Guy Davis era el dibujante oficial de la nueva serie vértigo de DC Comics donde se recuperaba el personaje clásico de los 40, Wesley Dodds, el sandman original, mistery man clásico de la primera hornada, en el que Neil Gaiman pivotó la fuente original de su gran serie The Sandman.
Sandman Mystery Theatre evolucionaba desde la tradición Pulp de héroes detectivescos donde se mezclaba la amabilidad de los caballeros auténticos de los 40 y la oscuridad violenta y criminal que nace en las pesadillas y crecía en la problematica social de entonces (la gran depresión, la oculta perversión de los opulentes, el surgir del nazismo en Europa, etc).

Siendo una serie no limitada a estas dos ideas, cada número mezclaba y sintetizaba gestos de belleza amable y tristeza cruda, todo sostenido no solo por la habilidad de los guionístas, sino también fundamentalmente por Guy Davis, un autor en cierto modo feista que no gastaba de malabarismos épicos y recargados, sino de viñetas ordenadas y bien estructuradas.

Como ustedes sabrán de mi, una vez conocido y disfrutado el primer beso (o polvo, según me conocerán mejor algunos otros) ya no lo podía dejar escapar de mi harén de estantería y papel.

El seguimiento no me hizo encontrarme nada decepcionante. Ni siquiera Honour amoung Punks, obra primeriza (¿os he dicho que la tengo firmada?) donde su trazo evoluciona desde clásicos fallos hasta una afirmación lúcida y determinante de sus intenciones como autor.
Y es que Guy Davis es un autor de sus convicciones. Por otras obras como Nevermen o su The Marquis, se aprende sus gustos por la fantasía pulp y por las criaturas obscenas polimórficas e inenarrables (léase lovecraftianas).

Es de entender que sus pasos le hagan compartir butaca y cerveza con Mike Mignola, hombre de pesadas tintas y rojos únicos de intereses afines. Y de ahí a dibujar la serie hermana de Hellboy: BPRD (aquí AIDP), donde está asentado cómodamente mientras locos blasfemos como yo esperamos su tercer acto y último de The Marquis, su obra más personal, que aunque adolezca de cierta simplicidad en los guiones (su primera obra como autor completo) es hasta ahora su mejor pieza operística, dando más fuerza a la originalidad de sus diseños y al terror que, poco a poco y sin apenas darnos cuenta, nos inocula y engancha.

No se corten, y disfruten lo señoras y señores, porque la cena está servida.

martes, junio 12, 2007

Auchante, madame Violentia...



Es una autora de la que acabo de empezar el proceso de estudio.

Esposa del también ilustrador Marko Djurjevic.


De ella hasta ahora sé:

Que me fascinan sus verdes.


Que a veces también huele el mundo a través de una mascara de gas.


Que ha visto el mismo apocalipsis que mi venerado BROM.


Que sus lineas y formas son sencillas, pero expresivas.

Y que le tengo hechado el ojo.